domingo, 1 de diciembre de 2013

Osos Panda


Los osos panda  son una especie reconocida a nivel mundial, posiblemente debido a que están en peligro de extinción, entre otras cosas.
El nombre de oso panda se le da a dos especies del orden de los carnívoros: el oso panda menor o panda rojo y el oso panda gigante, que es más conocido debido a sus colores blanco y negro.
El oso panda o panda gigante (Ailuropoda melanoleuca) es un mamífero del orden Carnívora y aunque hay una gran controversia al respecto, los últimos estudios de su ADN lo engloban como miembro de la familia de los osos (Ursidae), siendo el oso de anteojos su pariente más cercano, si bien este pertenece a la subfamilia de los tremarctinos. Por otro lado, el panda rojo pertenece a una familia propia e independiente; Ailuridae. Nativo de China central, el panda gigante habita en regiones montañosas como Sichuan y el Tíbet, hasta una altura de 3.500 metros.
El oso panda está en peligro crítico de extinción; la especie está muy localizada. Con 1.600 viviendo en las selvas y 188 en cautiverio (estadísticas 2004 – 2005), reportes demuestran que la cifra de pandas viviendo en libertad va en aumento.
Nombre Científico: Ailuropoda melanoleuca
Familia: Úrsidos
Orden: Carnívoros
Clase: Mamíferos
Mucho se ha discutido sobre la situación taxonómica del oso panda, sobre todo en relación con el panda
rojo, y la conclusión podría ser la que indica su nombre común: oso panda. En efecto, se ha comprobado que el también llamado panda gigante es un oso, dando así la razón al primer occidental que vio uno, el naturalista francés Armand David. Pero los pandas no siempre han sido considerados de este modo. Entre las vicisitudes por las que han pasado, está la de ser tratados como únicos representantes de sendas familias monoespecíficas; la de los ailuropódidos (para el oso panda) y la de los ailúridos (para el panda rojo). Hasta hace poco, el oso panda todavía se clasificaba dentro de los prociónidos, en una subfamilia que compartía con el panda roja (los ailurinos). Esta suposición se basaba en diferentes interpretaciones de sus características morfológicas, sobre todo de la surgidas a raíz de la gran especialización de ambas especies en la alimentación de bambú, destacando sobre todo el llamado “sexo dedo”, muy útil para arrancar las hojas de los tallos. Sin embargo, complejos estudios modernos, que incluyen la hibridación del ADN, han demostrado que se trata de una convergencia evolutiva, es decir, de una coincidencia debida a la adaptación a un entorno concreto, habiendo llegado ambos animales a la misma solución pero por caminos distintos.


El cuerpo del oso panda es macizo y bajo, casi rechoncho, el oso panda presenta una coloración blanco (algo amarillenta) con características manchas negras, que le confieren un patrón de camuflaje ideal tanto entre la penumbra del follaje de bambú como sobre la nieve. Su cara ancha “de payaso” tristón provoca el afecto humano, pero probablemente para otro animal sea un signo de amenaza, lo que no deja de ser un sistema de defensa.
TAMAÑO: Tamaño: El oso panda tiene una longitud cabeza-cuerpo, 1,2-1,5 m, altura en la cruz: 75-95 cm; longitud de la cola: 13 cm. Peso: 75-160 kg.
CABEZA: La cara es más aplanada que la de los demás osos, y el hocico menos prominente. Los ojos del oso panda presentan pupilas hendidas verticalmente, como las de los felinos y no como las de los demás osos, que las tienen redondas. Por ese motivo, los chinos llaman a los pandas “daxiongmao”, que significa gran oso gato. Las mandíbulas también han sufrido una adaptación a la vida vegetariana de manera similar a como lo han hecho las patas delanteras. En efecto, son más pequeñas que las típicas de los úrsidos y, sobre todo, su dentición está muy modificada, resultando más parecida a la de un herbívoro que a la de un oso.
PELAJE: La piel del oso panda está cubierta por un pelaje no muy largo, pero espeso, tupido y lanoso, muy adecuado en invierno, aunque en verano es un buen hábitat para las garrapatas y otros parásitos externos. Con la edad, el color blanco puede volverse algo amarillento o de aspecto “sucio”. Presenta color negro en las patas, pies, orejas, nariz, zona de los ojos y en una franja que rodea los hombros y que se une con el negro de las patas delanteras.
PATAS: Las patas delanteras del oso panda están muy modificadas, con una estructura única, que ha recibido diversos nombres: el pulgar del panda, sesamoide, sexto dedo, pseudopulgar, etc. Pero no se trata de un verdadero dedo, sino de un pequeño hueso alargado de la muñeca que está más desarrollado. En el extremo hay un cojinete suplementario que le permite funcionar como un dedo oponible a los otros cinco verdaderos, y que resulta ideal para agarrar, arrancar y llevarse a la boca las hojas de bambú.
CRANEO: El cráneo del oso panda es redondo y voluminoso, sobre todo por los prominentes y separados arcos zigomáticos. OREJAS Grandes y redondeadas, pero resaltan más todavía por su color negro, que contrasta con la base blanca de la cabeza.
NARIZ: Situada en el extremo de un hocico blanco no muy largo, y con la punta negra para seguir el patrón global de coloración pía, la nariz proporciona un fino olfato, que el panda utiliza para detectar posibles depredadores y, sobre todo, para adivinar la presencia de sus semejantes y reconocer sus desplazamientos y territorios.
PIEL: La piel del oso panda es gruesa porque posee una considerable capa de grasa, cuya función no sólo es proteger del frío, sino también de los frecuentes cortes con las esquirlas de las cañas de bambú.
COLA: Con sus 12-14 cm, siempre está retraída, lo que le confiere poca relevancia; bajo la cola posee glándulas olorosas que utiliza para marcar el territorio.

PIES: Las plantas de los pies del oso panda son peludas y poseen garras con uñas curvas y aceradas, peor no retráctiles.
A lo largo de los siglos, en las montañas de persistentes brumas del centro de China, el bambú ha crecido en
el hábitat del oso panda ocupando el sotobosque entre las grandes coníferas y los árboles caducifolios. Desde siempre se han formado en estas masas forestales espesuras de cañas prácticamente impenetrables, por donde el oso panda se mueve sin embargo como pez en el agua. En ese mundo, el panda encuentra refugio y una comida previsible que no tiene que cazar ni ir a buscar (de hecho, realiza muy pocos desplazamientos a lo largo del día y, en todo caso, recorre distancias muy cortas). Además, en su hábitat apenas hay competidores y muy pocos y ocasionales depredadores.
El oso panda es un carnívoro, pero ha sufrido una readaptación drástica (como sus poderosos molares o su sexto dedo) para poder sobrevivir sólo con hojas de bambú. Suele acercar el tallo con una pata delantera para, con la otra, mondarlo arrancando varias hojas, reunirlas y morderlas juntas. Pese a estas adaptaciones, su sistema digestivo sigue siendo de carnívoro, por lo que sólo puede digerir un 17% de la materia que ingiere, mucho menos que los herbívoros normales y, sobre todo, que los rumiantes, que llegan a digerir el 80%. Ello, unido al poco valor nutritivo del vegetal comparado con cualquier dieta de carnívoro, hace que tenga que ingerir grandes cantidades de bambú. Los machos adultos, que son mayores que las hembras, pueden llegar a ingerir hasta 18 kg diarios para cubrir sus necesidades energéticas.
Normalmente, el oso panda dedica entre 10 y 12 horas diarias a comer, pero si el poder nutritivo de la planta es mínimo y sus necesidades altas, puede necesitar más de 14 horas para saciarse. Después de dormir lo imprescindible, se levanta nuevamente con hambre, de manera que no hace otra cosa que comer y dormir. Según la estación del año, prefiere devorar hojas y brotes tiernos o bien tallos duros y leñosos. El oso panda en invierno no hiberna, por lo que no puede dejar de comer: debe seguir vagando por el bosque nevado y busca mejor clima a menor altitud. Por ello, cambia la especie de bambú, ya que en los pisos alpinos abunda sobre todo Sinarundinaria fangiana, mientras que a menor altura domina Fargesia spathacea. La presencia de varias especies en su territorio es muy favorable para el panda porque, además de dejar descansar a unas mientras come otras, la garantiza comida cuando una especie florece, pues todos los bambúes mueren después de producir flores.
En su último refugio del centro de China, el oso panda ocupa zonas forestales montañosas. Su área de campeo se sitúa en la alta montaña, donde no llegan los cultivos. Se encuentra habitualmente por encima de los 1.500 m de altitud, pudiendo acercare a los 4.000 m, si bien en invierno las intensas nevadas lo hacen descender hasta los 1.000 m, incluso puede que algo más abajo. Vive en bosques fríos y húmedos, generalmente de pinos u otras coníferas y, sobre todo, con abundante sotobosque de bambú, su planta nutricia. Muestra preferencia por las zonas con abundante follaje, entre el que pueda ocultarse bien y sentirse seguro. Antiguamente, en los valles de gran parte de China de menos de 1.500 m de altitud dominaba la selva subtropical, donde el oso panda encontraba bambú sin dificultad. Sin embargo, ya hace mucho tiempo que los agricultores acabaron prácticamente con esta selva para plantar arroz, trigo y otros cereales. Por este motivo, el panda ha tenido que subir la altitud de su hábitat por encima de esa cota. Entre 1.500 y 2.000 m, aproximadamente, quedan en algunas zonas restos de la antigua selva subtropical o bosques secundarios de diversos tipos de árboles. Por ahí pueden deambular los osos pandas en la época en que brota el bambú, pero es más frecuente verlos por encima de los 2.000 m de altitud, pues encuentran bosques mixtos de coníferas y caducifolios hasta los 2.600 m. No obstante, su hábitat predilecto se sitúa entre los 2.500 y los 3.200 m, donde van siendo cada vez más dominantes los pinos, muy apropiados para el desarrollo del bambú y para proporcionar cobijo al panda, especialmente a las hembras que han de sacar adelante a sus cachorros. Con los distintos pisos de vegetación, la especie de bambú varía, siendo las más frecuentes las de los géneros Fargesia y Sinarundinaria.



El oso panda es preferentemente nocturno y crepuscular, aunque no es raro verlo activo de día ya que tiene
que comer por lo menos 10 ó 12 horas diarias para ingerir la comida necesaria. Duerme unas 7 u 8 horas. Suele deambular por el suelo recogiendo bambú, pero puede trepar perfectamente gracias a sus poderosas garras y a la fortaleza de sus patas. De aspecto pesado, los pandas son, sin embargo, sorprendentemente ágiles, gracias a que poseen unas articulaciones muy flexibles. Su área de campeo no supera los 6 mk2, a no ser que el hábitat esté alterado y tenga la imperiosa necesidad de buscar más comida. En condiciones normales, el oso panda no se desplaza mucho más de 500 m en una jornada. No construye cuevas, peor se refugia en ellas, así como en cavidades del terreno, agujeros de rocas y huecos de grandes árboles. Tímido y raramente agresivo, sólo muestran violencia las hembras si ven en peligro a su cachorro o si su territorio es invadido.
El oso panda es un animal solitario, el oso panda mantiene una cierta relación con sus congéneres cercanos al margen de las raras peleas entre machos y los dos días al año que conviven ambos sexos. La comunicación es básicamente olfativa y más raramente acústica. En su trayecto diario, el oso panda va marcando algunos árboles con las glándulas olorosas que posee bajo la cola: restriega los cuartos traseros con árboles, piedras… Sin embargo, estudios etológicos indican que la delimitación del territorios sólo es realizada por las hembras adultas; los machos se limitan a señalar la ruta que han seguido. Oliendo estos rastros, que tienen la ventaja de ser muy perdurables en el tiempo, el individuo identifica el sexo y el estado de predisposición sexual de su compañero, al que no sólo no ve, sino que puede que no haya visto nunca. Otro sistema de comunicación, mucho más ocasional por la rareza de los encuentros, es el acústico. Curiosamente, el oso panda tiene un auténtico repertorio e sonidos: balidos, gruñidos, gemidos y un chillido-ladrillo que es el más agudo de entre los carnívoros de su tamaño; no se conoce el significado de la mayor parte de voces que utiliza.
Después de todo el año de permanecer solos, en la primera mitad de la primavera (de mazo a mayo, aunque lo más frecuente es en abril) machos y hembras de la especie panda se reúnen. Sin embargo, sólo algunos ejemplares lo hacen, pues una buena parte es demasiado joven, otra demasiado vieja y numerosas hembras están aún cuidando sus crías; en la actualidad, además, el aislamiento y la baja densidad de las poblaciones hace que muchas veces los machos y las hembras aptos y disponibles simplemente no se encuentren, lo cual provoca una lamentable pérdida de potencial reproductivo. Esta afirmación puede parecer exagerada, peor no lo es en absoluto, pues la hembra sólo está en celo unos pocos días al año, a veces uno solo y, como máximo, cinco. Así, a menudo sucede que, a pesar de producirse el encuentro, éste tiene lugar en un momento en el que la hembra no está receptiva, por lo que la fecundación será imposible. En algunas zonas es posible que varios machos hayan percibido el olor característico de la hembra en celo y se acerquen a la vez. En este caso, los machos pelearán –más que una pelea se trata de un forcejeo- para ver cuál tiene más fuerza. El vencedor permanecerá con la hembra un par de días, o puede que uno solo, durante los que se aparearán numerosas veces.
El embarazo del oso panda puede durar de poco menos de 100 días a poco más de 160. Este margen tan grande se debe a que el inicio real de la gestación depende del momento en que se haga la implantación diferida del óvulo (puede variar de 45 a 120 días). En todo caso, la mayor parte de nacimientos se producen en agosto o septiembre. Lo normal es que nazcan una o dos crías (excepcionalmente tres), pero casi nunca prospera más de un cachorro. La gestación real es muy corta, como en todos los osos, lo que da origen a un recién nacido pequeñísimo. Con sus 100 gramos, o poco más, el oso panda puede multiplicar por 1.000 su peso para llegar a adulto. En minúsculo e indefenso, pero se hace notar, pues no deja de emitir chillidos-ladridos precisamente para evitar ser aplastado por la madre.
El peligro para su supervivencia son las talas masivas de bambú realizadas por el hombre. El área
de distribución del oso panda está dividida en ocho zonas en donde viven otras tantas poblaciones que se encuentran aisladas entre sí, con un número total (más o menos) de unos 1500 individuos. Sólo con una gestión y un cuidado intensivo se asegurará la supervivencia de esta especie, aunque los esfuerzos recientes han dado muy malos resultados. Se han destinado muchos fondos para la investigación y preservación de su hábitat, pero la especie es aún muy vulnerable a la acción de los seres humanos.
Parece que el oso panda está destinado a sobrevivir sólo en logotipos. Es uno de los animales más raros del mundo, y tan sólo quedan menos de 1000 que aún vivan en libertad. Ahora están estrictamente protegidos, aunque no por ello han dejado de estar en peligro.
Una de las principales razones es la falta de bambú. El bambú es una planta que florece una vez cada cien años y muere. Cuando todos los bosques de bambú hayan muerto, los pandas se morirán de hambre si no encuentran otro lugar donde vivir.
Los pandas también sufren de la caza furtiva, ya que su pelaje es muy apreciado, e incluso a veces porque caen en trampas puestas a otros animales. El gobierno de China, junto a la ayuda de WWF, tiene ahora un gran programa para proteger a los pandas e intentar reproducirlos en cautividad.

Existe una gran polémica debido a este programa, ya que el gobierno chino está estudiando la posibilidad de clonar a los osos pandas para evitar su extinción. Ésta, según ellos, sería la única manera de salvar a éstos animales.

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