lunes, 2 de diciembre de 2013

Webgrafía


Koalas


Todos recordamos a los koalas como una especie adorable y popular en el mundo de los marsupiales. Usualmente, los vemos en imágenes tomando largas siestas o abrazados unos a otros mientras trepan los árboles.
Sin embargo, es probable que a mediano plazo no sea tan común verlos en su hábitat natural: hace alrededor de un año, el koala fue clasificado en Australia como una especie amenazada, que desde hace dos décadas sufre pérdidas enormes en su población.
Su aspecto se asemeja al de un oso de peluche, con hábitos muy tranquilos similares a los de un perezoso, un animal realmente hermoso y amigable.

Nombre Científico: Phascolarctos cinereus
Nombre vulgar: Koala
Género: Phascolarctos
Familia: Phascolarctidae

Los koalas (o animales parecidos a ellos) probablemente evolucionaron en el continente australiano durante
el período en el cual Australia comenzó a desplazarse lentamente hacia el norte, separándose gradualmente del continente Antártico, hace 45 millones de años. Se han encontrado fósiles de animales semejantes a los koalas, con una antigüedad de alrededor de 25 millones de años. A medida que el clima cambiaba y Australia se volvía más seco, la vegetación se iba alterando, hasta aparecer lo que hoy conocemos como eucalipto, o también como árbol gomoso. Los koalas hicieron su dieta dependiente de estos árboles.
Se cree que los aborígenes llegaron a Australia hace por lo menos 60.000 años. Los koalas, al igual que todos los animales australianos, eran una parte importante de la cultura aborigen, y aparecen en muchos de sus mitos y leyendas.
También eran una fuente de alimento de fácil disponibilidad, pero aún así la cantidad de koalas permaneció abundante hasta la llegada de la primera flota de europeos, en 1788. John Price fue el primer europeo que tomó nota de los koalas. Los describió en sus notas de viaje a través de las Blue Mountains, cerca de Sydney, en 1798. En 1816, los koalas recibieron su nombre científico, phascolarctos cinereus, que significa "oso gris con bolsa". Más tarde se descubrió que los koalas no tenían ninguna relación con los osos, sino que se trataba de un miembro de un grupo especial de mamíferos llamados "marsupiales", que dan a luz una cría inmadura, a la cual llevan en su bolsa. Actualmente, la mayor parte de los marsupiales se encuentran en Australia y Papua Nueva Guinea.
Se cree que "Koala" significa "no bebe" en el lenguaje aborigen, aunque hay varios idiomas aborígenes a lo largo del país. El nombre del koala aparece escrito de diversas formas en las notas de los primeros colonos: cullewine, koolewong, colo, colah, koolah, kaola, koala, karbor, boorabee, y goribun son algunas de ellas. 

A medida que las nuevas colonias progresaban, comenzó la deforestación de la tierra para convertirla en tierras cultivables, y con ella la pérdida del hábitat natural de los animales nativos. Los colonos europeos vieron en la piel del koala una fuente de comercio, y en los años subsiguientes, y hasta 1930, fueron exterminados millones de koalas. 

Para 1924 los koalas se habían extinguido en Australia del Sur, habían disminuido severamente en Nueva Gales del Sur, y en Victoria la cantidad había bajado a menos de 500 ejemplares. En ese momento, el negocio de las pieles se desplazó hacia el norte, en 

Queensland. En 1919 el gobierno de Queensland declaró abierta la temporada de caza de koalas por el término de seis meses. Solamente en ese período, fueron asesinados 1 millón de koalas. Aunque la caza permaneció cerrada oficialmente hasta 1927, cuando se reabrió, en un solo mes fueron sacrificados 800.000 ejemplares. La indignación del público obligó a los gobiernos de todos los estados a declarar al koala como "especie protegida" a fines de los años '30. No obstante, no se estableció ninguna ley que protegiera a los árboles que los koalas necesitan para alimentarse y vivir. A excepción de algunas leyes implementadas recientemente en Nueva Gales del Sur, la situación permanece hoy prácticamente sin variantes.


El Koala llega a tener una longitud corporal de 76 cm., el cuerpo es rechoncho, esta cubierto de un pelaje espeso, suave y de color gris. Su cabeza es grande y redonda, y tiene las orejas peludas y redondeadas.
Las extremidades posteriores son cortas, con pies grandes y tiene cinco dedos, cada mano también tiene cinco dedos, donde dos de ellos son opuestos a los otros tres, cada dedo posee una garra fuerte y grande.
Las patas de atrás no tienen garras en el dedo mayor, y el segundo y tercer dedo están fusionados para formar un garfio con el que pueden sacarse las garrapatas, de las que sufren muy seguido.
Estas características hacen que el koala sea perfecto para su vida arborícola y es fácil de observar en los bosques de eucaliptos del este de Australia que constituyen su único hábitat, así como su fuente de alimento, porque este animal solo come las hojas y las yemas de estos árboles.
Los koalas que viven en climas con menos calor son por lo general más grandes y tienen el pelaje más oscuro y espeso que aquellos que viven en climas más cálidos
El peso promedio de estos animales son de 12 Kg. en los machos y 8 Kg. en las hembras. Los koalas de la seca Queensland son casi siempre más pequeños, con un peso promedio de los machos de 8 Kg. y de las hembras de 6 Kg.
En la fértil Victoria (Australia), un macho adulto puede llegar a pesar hasta 14 Kg., y una hembra hasta 11 Kg.
Una distinción entre un macho y una hembra es la bolsa testicular del macho, también por la glándula que tienen en el pecho que largan olor. Las hembras, se identifican por la bolsa o marsupio. Además, normalmente son más bonitas, lo que se debe a sus facciones y a su estatura que es más chica. Los machos adultos pueden ser hasta el doble de grandes que las hembras adultas y, además de tener la curvatura de la nariz más pronunciada, la forma de su cabeza es diferente a la de las hembras.

El koala vive solo o en grupos pequeños formados por un macho y varias hembras.


Este animal no construye ningún nido; el pelaje tupido le protege al koala de las condiciones ambientales desfavorables.
Es un animal arborícola, por lo que está totalmente adaptado a la vida en los arboles; solamente va por tierra cuando se cambia de árbol y sólo cuando la distancia entre árbol y árbol es demasiado grande como para suplirla con un potente salto.
En tierra, sin embargo, el koala es un animal muy vulnerable.
Las manos y pies tienen 5 dedos como adaptación a la vida en los árboles. Los dedos de las manos tienen el pulgar y el dedo índice oponibles.




Hablamos de "hábitat" para referirnos al entorno en el cual los koalas desarrollan su ciclo de vida. Podemos encontrarlos en una amplia extensión de territorio, desde las islas costeras con altos eucaliptos, hasta los bosques territoriales de árboles más bajos. Hoy en día ya no viven en la selva tropical (Rainforest), pero se cree que hace millones de años sus ancestros vivían a lo largo de toda la selva que cubría gran parte de Australia.
Una población de koalas sólo se sostiene si se mantiene un hábitat adecuado para ellos.
Los dos factores necesarios para que ésto se cumpla son: la presencia de especies de árboles preferidas por los koalas (normalmente eucaliptos, pero también algunos otros) creciendo bajo cierta asociación, sobre determinados suelos y con lluvias suficientes y la presencia de otros koalas.
 Las investigaciones demuestran que sólo es posible una población socialmente estable cuando existen tres especies de árboles primarias (o favoritas). Aún en el caso de que estén presentes algunas de las especies usadas regularmente por los koalas, si al menos una ó dos de ellas no son sus favoritas, la población no se sostendrá en el tiempo.
Ésta es la razón por la cual no es buena idea confiar en una lista general de árboles preferidos. Cuando realizamos plantaciones para el restablecimiento de su hábitat, si dejamos afuera las especies esenciales para su supervivencia, podríamos estar desperdiciando tiempo y esfuerzo.
 Las últimas investigaciones han dejado claro que la selección de especies por parte de los koalas influye en la estructura social de la población y en el mantenimiento de la disposición habitacional individual dentro de la población. Un mejor entendimiento del comportamiento de los koalas es un factor importante para identificar los hábitats más adecuados. El planeamiento para la futura protección y administración de su hábitat necesita tener en cuenta estos factores.
Los koalas, al igual que los humanos, viven en sociedad, de modo que necesitan estar en contacto con otros koalas. Por esta razón necesitan tener áreas adecuadas con cantidad suficiente de eucaliptos de especies preferidas, suficientemente amplias como para sostener una población saludable y que permita el desarrollo y expansión de los más jóvenes.

El koala tiene un ciego e intestino grueso muy largos como adaptación a su dieta rica en fibra y poder
aprovechar este elemento que de otra forma no sería nutritivo.
El alimento que consume el koala, las hojas de eucalipto, es muy pobre nutritivamente no sólo por la fibra y la baja proporción de proteína sino también por la presencia de factores antinutritivos (sustancias que poseen ciertos vegetales con la función de protegerse de los animales herbívoros).

El koala casi no bebe, como adaptación a la vida en la tierra, ya que coge el agua del alimento

La madurez sexual la alcanza el koala a los 4 años de vida.
Dentro de la bolsa marsupial, el koala tiene un par de mamas. La cría, que pesa 5 gramos al nacer, permanece en la bolsa marsupial durante medio año.
La abertura de la bolsa marsupial se sitúa hacia la parte posterior para facilitar el acceso de la cría al ano de su madre, de donde tomará una secreción mucilaginosa que no es más que alimento predigerido rico en flora microbiana.
Permanece la cría con su madre, una vez ha salido del marsupio ( o bolsa marsupial), 4 meses más.
Hasta que la cría no se independice, viajará agarrada a la espalda de la madre.


domingo, 1 de diciembre de 2013

Osos Panda


Los osos panda  son una especie reconocida a nivel mundial, posiblemente debido a que están en peligro de extinción, entre otras cosas.
El nombre de oso panda se le da a dos especies del orden de los carnívoros: el oso panda menor o panda rojo y el oso panda gigante, que es más conocido debido a sus colores blanco y negro.
El oso panda o panda gigante (Ailuropoda melanoleuca) es un mamífero del orden Carnívora y aunque hay una gran controversia al respecto, los últimos estudios de su ADN lo engloban como miembro de la familia de los osos (Ursidae), siendo el oso de anteojos su pariente más cercano, si bien este pertenece a la subfamilia de los tremarctinos. Por otro lado, el panda rojo pertenece a una familia propia e independiente; Ailuridae. Nativo de China central, el panda gigante habita en regiones montañosas como Sichuan y el Tíbet, hasta una altura de 3.500 metros.
El oso panda está en peligro crítico de extinción; la especie está muy localizada. Con 1.600 viviendo en las selvas y 188 en cautiverio (estadísticas 2004 – 2005), reportes demuestran que la cifra de pandas viviendo en libertad va en aumento.
Nombre Científico: Ailuropoda melanoleuca
Familia: Úrsidos
Orden: Carnívoros
Clase: Mamíferos
Mucho se ha discutido sobre la situación taxonómica del oso panda, sobre todo en relación con el panda
rojo, y la conclusión podría ser la que indica su nombre común: oso panda. En efecto, se ha comprobado que el también llamado panda gigante es un oso, dando así la razón al primer occidental que vio uno, el naturalista francés Armand David. Pero los pandas no siempre han sido considerados de este modo. Entre las vicisitudes por las que han pasado, está la de ser tratados como únicos representantes de sendas familias monoespecíficas; la de los ailuropódidos (para el oso panda) y la de los ailúridos (para el panda rojo). Hasta hace poco, el oso panda todavía se clasificaba dentro de los prociónidos, en una subfamilia que compartía con el panda roja (los ailurinos). Esta suposición se basaba en diferentes interpretaciones de sus características morfológicas, sobre todo de la surgidas a raíz de la gran especialización de ambas especies en la alimentación de bambú, destacando sobre todo el llamado “sexo dedo”, muy útil para arrancar las hojas de los tallos. Sin embargo, complejos estudios modernos, que incluyen la hibridación del ADN, han demostrado que se trata de una convergencia evolutiva, es decir, de una coincidencia debida a la adaptación a un entorno concreto, habiendo llegado ambos animales a la misma solución pero por caminos distintos.


El cuerpo del oso panda es macizo y bajo, casi rechoncho, el oso panda presenta una coloración blanco (algo amarillenta) con características manchas negras, que le confieren un patrón de camuflaje ideal tanto entre la penumbra del follaje de bambú como sobre la nieve. Su cara ancha “de payaso” tristón provoca el afecto humano, pero probablemente para otro animal sea un signo de amenaza, lo que no deja de ser un sistema de defensa.
TAMAÑO: Tamaño: El oso panda tiene una longitud cabeza-cuerpo, 1,2-1,5 m, altura en la cruz: 75-95 cm; longitud de la cola: 13 cm. Peso: 75-160 kg.
CABEZA: La cara es más aplanada que la de los demás osos, y el hocico menos prominente. Los ojos del oso panda presentan pupilas hendidas verticalmente, como las de los felinos y no como las de los demás osos, que las tienen redondas. Por ese motivo, los chinos llaman a los pandas “daxiongmao”, que significa gran oso gato. Las mandíbulas también han sufrido una adaptación a la vida vegetariana de manera similar a como lo han hecho las patas delanteras. En efecto, son más pequeñas que las típicas de los úrsidos y, sobre todo, su dentición está muy modificada, resultando más parecida a la de un herbívoro que a la de un oso.
PELAJE: La piel del oso panda está cubierta por un pelaje no muy largo, pero espeso, tupido y lanoso, muy adecuado en invierno, aunque en verano es un buen hábitat para las garrapatas y otros parásitos externos. Con la edad, el color blanco puede volverse algo amarillento o de aspecto “sucio”. Presenta color negro en las patas, pies, orejas, nariz, zona de los ojos y en una franja que rodea los hombros y que se une con el negro de las patas delanteras.
PATAS: Las patas delanteras del oso panda están muy modificadas, con una estructura única, que ha recibido diversos nombres: el pulgar del panda, sesamoide, sexto dedo, pseudopulgar, etc. Pero no se trata de un verdadero dedo, sino de un pequeño hueso alargado de la muñeca que está más desarrollado. En el extremo hay un cojinete suplementario que le permite funcionar como un dedo oponible a los otros cinco verdaderos, y que resulta ideal para agarrar, arrancar y llevarse a la boca las hojas de bambú.
CRANEO: El cráneo del oso panda es redondo y voluminoso, sobre todo por los prominentes y separados arcos zigomáticos. OREJAS Grandes y redondeadas, pero resaltan más todavía por su color negro, que contrasta con la base blanca de la cabeza.
NARIZ: Situada en el extremo de un hocico blanco no muy largo, y con la punta negra para seguir el patrón global de coloración pía, la nariz proporciona un fino olfato, que el panda utiliza para detectar posibles depredadores y, sobre todo, para adivinar la presencia de sus semejantes y reconocer sus desplazamientos y territorios.
PIEL: La piel del oso panda es gruesa porque posee una considerable capa de grasa, cuya función no sólo es proteger del frío, sino también de los frecuentes cortes con las esquirlas de las cañas de bambú.
COLA: Con sus 12-14 cm, siempre está retraída, lo que le confiere poca relevancia; bajo la cola posee glándulas olorosas que utiliza para marcar el territorio.

PIES: Las plantas de los pies del oso panda son peludas y poseen garras con uñas curvas y aceradas, peor no retráctiles.
A lo largo de los siglos, en las montañas de persistentes brumas del centro de China, el bambú ha crecido en
el hábitat del oso panda ocupando el sotobosque entre las grandes coníferas y los árboles caducifolios. Desde siempre se han formado en estas masas forestales espesuras de cañas prácticamente impenetrables, por donde el oso panda se mueve sin embargo como pez en el agua. En ese mundo, el panda encuentra refugio y una comida previsible que no tiene que cazar ni ir a buscar (de hecho, realiza muy pocos desplazamientos a lo largo del día y, en todo caso, recorre distancias muy cortas). Además, en su hábitat apenas hay competidores y muy pocos y ocasionales depredadores.
El oso panda es un carnívoro, pero ha sufrido una readaptación drástica (como sus poderosos molares o su sexto dedo) para poder sobrevivir sólo con hojas de bambú. Suele acercar el tallo con una pata delantera para, con la otra, mondarlo arrancando varias hojas, reunirlas y morderlas juntas. Pese a estas adaptaciones, su sistema digestivo sigue siendo de carnívoro, por lo que sólo puede digerir un 17% de la materia que ingiere, mucho menos que los herbívoros normales y, sobre todo, que los rumiantes, que llegan a digerir el 80%. Ello, unido al poco valor nutritivo del vegetal comparado con cualquier dieta de carnívoro, hace que tenga que ingerir grandes cantidades de bambú. Los machos adultos, que son mayores que las hembras, pueden llegar a ingerir hasta 18 kg diarios para cubrir sus necesidades energéticas.
Normalmente, el oso panda dedica entre 10 y 12 horas diarias a comer, pero si el poder nutritivo de la planta es mínimo y sus necesidades altas, puede necesitar más de 14 horas para saciarse. Después de dormir lo imprescindible, se levanta nuevamente con hambre, de manera que no hace otra cosa que comer y dormir. Según la estación del año, prefiere devorar hojas y brotes tiernos o bien tallos duros y leñosos. El oso panda en invierno no hiberna, por lo que no puede dejar de comer: debe seguir vagando por el bosque nevado y busca mejor clima a menor altitud. Por ello, cambia la especie de bambú, ya que en los pisos alpinos abunda sobre todo Sinarundinaria fangiana, mientras que a menor altura domina Fargesia spathacea. La presencia de varias especies en su territorio es muy favorable para el panda porque, además de dejar descansar a unas mientras come otras, la garantiza comida cuando una especie florece, pues todos los bambúes mueren después de producir flores.
En su último refugio del centro de China, el oso panda ocupa zonas forestales montañosas. Su área de campeo se sitúa en la alta montaña, donde no llegan los cultivos. Se encuentra habitualmente por encima de los 1.500 m de altitud, pudiendo acercare a los 4.000 m, si bien en invierno las intensas nevadas lo hacen descender hasta los 1.000 m, incluso puede que algo más abajo. Vive en bosques fríos y húmedos, generalmente de pinos u otras coníferas y, sobre todo, con abundante sotobosque de bambú, su planta nutricia. Muestra preferencia por las zonas con abundante follaje, entre el que pueda ocultarse bien y sentirse seguro. Antiguamente, en los valles de gran parte de China de menos de 1.500 m de altitud dominaba la selva subtropical, donde el oso panda encontraba bambú sin dificultad. Sin embargo, ya hace mucho tiempo que los agricultores acabaron prácticamente con esta selva para plantar arroz, trigo y otros cereales. Por este motivo, el panda ha tenido que subir la altitud de su hábitat por encima de esa cota. Entre 1.500 y 2.000 m, aproximadamente, quedan en algunas zonas restos de la antigua selva subtropical o bosques secundarios de diversos tipos de árboles. Por ahí pueden deambular los osos pandas en la época en que brota el bambú, pero es más frecuente verlos por encima de los 2.000 m de altitud, pues encuentran bosques mixtos de coníferas y caducifolios hasta los 2.600 m. No obstante, su hábitat predilecto se sitúa entre los 2.500 y los 3.200 m, donde van siendo cada vez más dominantes los pinos, muy apropiados para el desarrollo del bambú y para proporcionar cobijo al panda, especialmente a las hembras que han de sacar adelante a sus cachorros. Con los distintos pisos de vegetación, la especie de bambú varía, siendo las más frecuentes las de los géneros Fargesia y Sinarundinaria.



El oso panda es preferentemente nocturno y crepuscular, aunque no es raro verlo activo de día ya que tiene
que comer por lo menos 10 ó 12 horas diarias para ingerir la comida necesaria. Duerme unas 7 u 8 horas. Suele deambular por el suelo recogiendo bambú, pero puede trepar perfectamente gracias a sus poderosas garras y a la fortaleza de sus patas. De aspecto pesado, los pandas son, sin embargo, sorprendentemente ágiles, gracias a que poseen unas articulaciones muy flexibles. Su área de campeo no supera los 6 mk2, a no ser que el hábitat esté alterado y tenga la imperiosa necesidad de buscar más comida. En condiciones normales, el oso panda no se desplaza mucho más de 500 m en una jornada. No construye cuevas, peor se refugia en ellas, así como en cavidades del terreno, agujeros de rocas y huecos de grandes árboles. Tímido y raramente agresivo, sólo muestran violencia las hembras si ven en peligro a su cachorro o si su territorio es invadido.
El oso panda es un animal solitario, el oso panda mantiene una cierta relación con sus congéneres cercanos al margen de las raras peleas entre machos y los dos días al año que conviven ambos sexos. La comunicación es básicamente olfativa y más raramente acústica. En su trayecto diario, el oso panda va marcando algunos árboles con las glándulas olorosas que posee bajo la cola: restriega los cuartos traseros con árboles, piedras… Sin embargo, estudios etológicos indican que la delimitación del territorios sólo es realizada por las hembras adultas; los machos se limitan a señalar la ruta que han seguido. Oliendo estos rastros, que tienen la ventaja de ser muy perdurables en el tiempo, el individuo identifica el sexo y el estado de predisposición sexual de su compañero, al que no sólo no ve, sino que puede que no haya visto nunca. Otro sistema de comunicación, mucho más ocasional por la rareza de los encuentros, es el acústico. Curiosamente, el oso panda tiene un auténtico repertorio e sonidos: balidos, gruñidos, gemidos y un chillido-ladrillo que es el más agudo de entre los carnívoros de su tamaño; no se conoce el significado de la mayor parte de voces que utiliza.
Después de todo el año de permanecer solos, en la primera mitad de la primavera (de mazo a mayo, aunque lo más frecuente es en abril) machos y hembras de la especie panda se reúnen. Sin embargo, sólo algunos ejemplares lo hacen, pues una buena parte es demasiado joven, otra demasiado vieja y numerosas hembras están aún cuidando sus crías; en la actualidad, además, el aislamiento y la baja densidad de las poblaciones hace que muchas veces los machos y las hembras aptos y disponibles simplemente no se encuentren, lo cual provoca una lamentable pérdida de potencial reproductivo. Esta afirmación puede parecer exagerada, peor no lo es en absoluto, pues la hembra sólo está en celo unos pocos días al año, a veces uno solo y, como máximo, cinco. Así, a menudo sucede que, a pesar de producirse el encuentro, éste tiene lugar en un momento en el que la hembra no está receptiva, por lo que la fecundación será imposible. En algunas zonas es posible que varios machos hayan percibido el olor característico de la hembra en celo y se acerquen a la vez. En este caso, los machos pelearán –más que una pelea se trata de un forcejeo- para ver cuál tiene más fuerza. El vencedor permanecerá con la hembra un par de días, o puede que uno solo, durante los que se aparearán numerosas veces.
El embarazo del oso panda puede durar de poco menos de 100 días a poco más de 160. Este margen tan grande se debe a que el inicio real de la gestación depende del momento en que se haga la implantación diferida del óvulo (puede variar de 45 a 120 días). En todo caso, la mayor parte de nacimientos se producen en agosto o septiembre. Lo normal es que nazcan una o dos crías (excepcionalmente tres), pero casi nunca prospera más de un cachorro. La gestación real es muy corta, como en todos los osos, lo que da origen a un recién nacido pequeñísimo. Con sus 100 gramos, o poco más, el oso panda puede multiplicar por 1.000 su peso para llegar a adulto. En minúsculo e indefenso, pero se hace notar, pues no deja de emitir chillidos-ladridos precisamente para evitar ser aplastado por la madre.
El peligro para su supervivencia son las talas masivas de bambú realizadas por el hombre. El área
de distribución del oso panda está dividida en ocho zonas en donde viven otras tantas poblaciones que se encuentran aisladas entre sí, con un número total (más o menos) de unos 1500 individuos. Sólo con una gestión y un cuidado intensivo se asegurará la supervivencia de esta especie, aunque los esfuerzos recientes han dado muy malos resultados. Se han destinado muchos fondos para la investigación y preservación de su hábitat, pero la especie es aún muy vulnerable a la acción de los seres humanos.
Parece que el oso panda está destinado a sobrevivir sólo en logotipos. Es uno de los animales más raros del mundo, y tan sólo quedan menos de 1000 que aún vivan en libertad. Ahora están estrictamente protegidos, aunque no por ello han dejado de estar en peligro.
Una de las principales razones es la falta de bambú. El bambú es una planta que florece una vez cada cien años y muere. Cuando todos los bosques de bambú hayan muerto, los pandas se morirán de hambre si no encuentran otro lugar donde vivir.
Los pandas también sufren de la caza furtiva, ya que su pelaje es muy apreciado, e incluso a veces porque caen en trampas puestas a otros animales. El gobierno de China, junto a la ayuda de WWF, tiene ahora un gran programa para proteger a los pandas e intentar reproducirlos en cautividad.

Existe una gran polémica debido a este programa, ya que el gobierno chino está estudiando la posibilidad de clonar a los osos pandas para evitar su extinción. Ésta, según ellos, sería la única manera de salvar a éstos animales.

Gorilas


viernes, 29 de noviembre de 2013

Autor

Mi nombre es Andrés Cazares, tengo 39 años, nací en el cantón Bolívar, provincia del Carchi, Ecuador. Soy licenciado en Informática graduado en la facultad de Filosofía de la universidad Central del Ecuador, Experto en procesos Elearning graduado en FATLA, pertenezco a la primera promoción de magísteres en Educación a Distancia graduados en la CIU con la articulación de FATLA y futuro experto en Medios Digitales.
Soy docente de computación en Colegio Mejía de la ciudad de Quito desde el 2007. Estoy felizmente casado, tengo dos hijos; uno de 16 años y otra de 6.


Me gusta la política, la música vallenata, protesta y folclórica, además el hacer deporte.

Inicio

En el mundo se pierde cientos de miles de especies, muchas de ellas aún antes de ser descubiertas por la ciencia. De ese modo, no sólo se pierde  la variabilidad biológica, sino además la diversidad genética, fuentes de sustentos para las generaciones futuras. Una especie en peligro de extinción es una especie que puede extinguirse en un futuro próximo. A través de la historia de la evolución, millones de especies han desaparecido debido a procesos naturales. En los últimos 300 años, sin embargo, los humanos han multiplicado la tasa de extinción por mil. 
Para todas las especies naturales, vegetales y animales, vivir constituye un peligro cotidiano, deben cuidarse de sus congéneres, especialmente del más poderoso predador que existe sobre la Tierra: el hombre. Los desastres ecológicos, la deforestación y otras consecuencias de la acción humana provocan daños en la cadena trófica. En el mundo actual la extinción de especies animales no está tan directamente relacionada con la escazes de alimentos o la contaminación, como con acciones  violentas directas (la caza no reglamentada y el comercio ilegal de especies salvajes) o indirectas (la introducción de especies exóticas, en determinados ambientes, que compiten por uno o más recursos con individuos nativos o ya adaptados al lugar).

 Según los conservacionistas, la depredación de la fauna a crecido vertiginosamente y se estima actualmente que una especie desaparece cada 15 minutos.  Para la naturaleza, lo peor que le puede suceder, es la extinción de las especies, ya que con eso se pone en peligro el equilibrio necesario en todo ecosistema. En esta cadena natural, cada especie necesita de la otra para sobrevivir.  La acelerada destrucción del hábitat es pretexto de un desarrollo sin parámetros de sustentabilidad, condena a la extinción a una biodiversidad en cuyas potencialidades se basa la vida del futuro. Y aunque esta actitud represente  a simple vista una postura antropocéntrica, el hombre en su afán de búsqueda de nuevas alternativas, no puede apartarse de esa visión, pues de lo contrario la misma existencia no tendría razón de ser.  Introduciendo estos conceptos a la filosofía de la comunicación, consideramos de vital importancia contribuir a la protección de los recursos naturales, difundiendo las potencialidades de la riqueza faunistica.